(Breve inciso antes del capítulo. Escribimos esto tras la devastación que ha sufrido parte de Valencia, Letur en Albacete y Mira en Cuenca provocada por una DANA y sus terribles lluvias. Los ánimos no están para juergas pero varias veces nos habéis escrito y comentado que estas reviews os han sacado una carcajada incluso en los peores momentos y creemos de verdad en el poder curativo de una sonrisa y en lo necesario que es distraer la mente para no pensar constantemente en lo terrible de una situación. Vamos a intentar hacerlo del mejor modo posible pero nuestro corazón está con todos los afectados. Si alguna nos leéis desde allí, os mandamos un abrazo enorme).
¡De nuevo nos reencontramos! Y esta vez os venimos de lujo para recordar dónde se quedó la serie ante la llegada a nuestros portales catódicos (te acaba de caer un viejunismo a la cabeza, que lo sepas) de la segunda parte de esta temporada, a ver si esta vez se nos alinean los astros y sacamos las reviews antes de que les salgan telarañas a estos capítulos. Así que nos arreamos un carajillo y allá que vamos.
Nos quedamos con el alma en vilo y los ovarios cual fular al final del capítulo anterior tras ver a Jamie Fraser medio moñeco tirado en el campo de batalla. Como la Gabaldon es muy cabrona pero no tanto como para matarnos al protagonista a estas alturas, venimos menos nerviosas pero siempre nos quedará la cosilla de ver si le han cortado la lenguaca o el rabo. Una señora y un chaval de acercan a comprobar si tiene algo de valor (¡su alma, tía japuta!) y, mientras le roban un poquillo, se dan cuenta de que Jamie está vivo, así que deciden que el van a cortar el pescuezo por traidor.
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Ese cuello que es acero pa los barcos es mío |
La señora huye porque antes se enfrenta a un ejército entero que a una peluchona defendiendo a Jamie Fraser, así que Claire tiene tiempo de toquetear a su maromo (no en plan guarreril pero fíjate si nuestro pelirrojo conoce su tacto que en dos segundos está izando bandera) y de comprobar que le han desgraciado la mano. El cabreo de Claire es supremo, ya que Jamie es fusilero y dime tú a mí dónde va al combate cuerpo a cuerpo (ay, un combate así tendríamos nosotras con él, grrrrrrrrrr) apoyando a sus compañeros escoceses, que están todos crazy calabazas. ¡Que basta ya de complejo de héroe, que a ver si cree que no tiene otra cosa que hacer que ir detrás de él a recomponerle cual señor Potato!
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Oye, que yo te rescato cada dos por tres y no me quejo |
Tras unas horas indeterminadas y los títulos de crédito, Claire le apaña a Jamie la raja de tu falda su mano mientras le actualiza el parte de bajas (Murraicito está vivo y los demás nos la pelan) y le asegura que no va a morir (otra vida de gato que ha perdido). También le cuenta a Jamie que los británicos creen que ganaron la batalla pero con el doble de bajas que los preciosos sediciosos (tranquilo, Jamie, con que Williepollas haya heredado la mitad de tus vidas ya tiene una buena flor en el culo), que también han menguado lo suyo, como le cuenta el cuñao de Murraicito a Claire, a la cual le pregunta qué le hace seguir.
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Sin mí no hay ni Outlander |
El cuaquerín se plantea qué hace él allí y no en La casa de la pradera, pero parece conformarse con creer que merecerá la pena. Ay, cosita, qué tontilucio es. Tras esto nos vamos a una secuencia donde un Jamie medio endrogao para que no le duela la mano mientras se la cure Claire le cuenta a esta que le ha visitado el coronel Micah Johnson para decirle que, sin su brava intervención en la batalla, su compañia se habría ido a criar mierdas secas pero es que nuestro Jamie es así, valeroso aunque sea para salvar a un grajo que vuela bajo.
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Si eres una haggard como Dior manda, a Jamie no le faltarían conejos |
En otro tiempo y espacio, Roger le comunica a Bree que, efectivamente, Rob cruzó la pasarela las piedras con Jemmy. Nuestra pelirroja sospecha que va tras el oro del francés, ya que falta justo la carta en la que este se menciona, así que a Roger no le queda más remedio que sacar los ropajes de antaño y cruzar las piedras, que no vas a dar parte a la policía diciendo que te han raptado al muchacho y lo han llevado al año del chocho.
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Pues una boca menos que alimentar |
En el tiempo del chocho indicado previamente, Claire está satisfecha de su trabajo manual (...) con Jamie pero preocupada porque eso significa que volverá a una batalla. Claire sabe que en algún momento ocurrirá un pifostio que hará que los franceses se involucren y cambie todo. Y ella no quiere que esté Jamie. Pero tal vez sí deba estar Jamie. Y a saber cuándo será esa batalla, que ni que fuera ella Google. Total, da igual, que esta conversación con Murraicito solo sirve para que veamos a Rollo comerse grasa de ganso que el cuaquerito necesita para darle a un paciente en el ojete, así que Ian se ofrece a buscar más grasa.
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Se la puedo llevar a Rachel por si la necesita ella... |
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Necesito todo lo que me quieras dar, chato |
Con esas miradas y esa grasosa grasa, al final pasa lo que pasa.
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Friendly reminder de que el amor duele |
No es el amor lo que duele, es la hostia que Rachel le calza a Murraicito, que casi lo viste de torero. La muchacha pide decoro pero le hace ojillos a Ian para que la resobe con la lengua. Total, que al final se cogen de las manitas y que no deberían y que mejor que no quiera al chaval porque ella puede acabar muerta.
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Muerto del gusto quiero que me dejes el xixi |
Al final es Murraicito el que se contiene y se va con el rabo palote entre las piernas por el bien de la muchacha, cuyo decoro ha estado a punto de quedar en el recuerdo. Por otro lado, a Claire le llega un señor pidiéndole corteza de quina y dándole a cambio lo que quiera de su botiquín, que para ella es como si a mí me dicen que me meta en El Corte Inglés y me lleve todo lo que me quepa en el cardado. Y se ponen ahí a hablar que no nos interesa un pimiento, estoy por hacer zapping.
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Ya llego yo para retener audiencia |
Y para ello suelta una cita de un poeta que, oh, problemilla, en esa época aún no ha nacido.
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Te corto los huevos |
Total, que Claire va a por la corteza y, al dársela, se da cuenta de que no conoce a quién se la está dando.
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Así se queda Claire |
Luego os contamos el motivo, que ahora tenemos que irnos con los cuaqueritos, donde Rachel le pide a su hermano que rece por ella, que los fuegos xixiles la consumen. Denzell se ofrece a decirle a Murraicito que la deje en paz o que Rachel lo quiere pero solo como amigo, porque, si quiere seguir siendo cuaquerita, no se puede casar con un indio escocés y pretender que no la echen del club cuaqueril.
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Al final me quedo sin verle al indio la flecha |
Y ahora toca saber por qué se ha quedado Claire ojiplática perdía. Pues resulta que el señor Benedict Arnold es uno de esos nombres que ha perdurado en la Historia, como el de Pichote o Paquito el chocolatero. Era un soldado fetén y más americano que Walker Texas Ranger pero en algún momento se desilusionó el hombre y cambió de bando, por lo que su nombre, desde entonces, es sinónimo de traidor. O de Pepe Gáfez, porque se cambia de bando y se lleva la mala suerte con él.
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Benedict Arnold llegando a la batalla |
Más tarde, al fuego de la hoguera y del bebercio, conocemos que no les va tan mal a nuestros rebeldosos, que han recuperado territorios e incluso capturado a algunos británicos (lo mismo está Williepollas entre ellos, solo el Dior de los guionistas lo sabe). ¿Y por qué todo el mundo odia a los británicos?
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Porque te dejan que ni Freddy Krueger |
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Me cago en mi vida |
Por donde vayas, de los tuyos haya, ¿verdad, Jamie? Venga, vámonos a la segunda batalla de Saratoga, que nos han dado ganas de matar británicos. Ahí está Jamie, todo valeroso y roñafollable, disparando a diestro y siniestro con su pepino arma. En esto que recibe la orden de matar generales y, jatetú, Mari, que el mundo es un pañuelo.
Pero Jamie se siente presionado porque, básicamente, le están presionando así que decide errar el tiro y dispararle al sombrero de un soldadito que está por allí más perdido que Carracuca.
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Hostia, que me vuelan el pelucón |
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¿¿Pero es que no hay otra batalla en la que estar?? |
Jamie Fraser es Forrest Gump en tiempos pasados, por todo pasa, de todo le ocurre y con todo el mundo se encuentra. Y tanta mierda de evitar disparar al primo Simon Fraser para nada, porque al final le arrea otro. Pero la batalla sigue y pim, pam, payun payun, fiuuuuuuu, más disparos, peleas, asaltos, que te arreo por aquí, que te pincho por allá, que Jamie Fraser es un héroe pero uno de esos que no deja de ver la batalla a cámara lenta y darse cuenta de la carnicería que es. A todo esto, Murraicito también está por ahí pintarrajeado como Shin Chan cuando le quita el maquillaje a su madre y soltando hachazos por doquier. Total, que ganan pero acaban con tropecientos heridos, siendo uno de ellos el Pepe Gáfez del ejército sublevado.
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Todo es culpa de mi jefe, que me tiene manía |
En ese momento Claire se ve con el poder absoluto en sus manos al poderle decir algo para que al final no cambie de bando pero esta vez prefiere no meter mano porque no le conviene, que no ha llegado tan lejos en siete temporadas siendo tonta. Para aliviar un poco el mal sabor de boca de Claire, Jamie le cuenta que casi se carga a su hijo. Nada, un día normal para estos dos. Cuando Jamie se va a echar a dormir porque está hasta el nardo de esta serie, llega un red coat.
Pero viene en son de paz, así que prohibido darle matarile. El chaval viene acojonado pero obligado a informarle a Jamie de que su primo Simon está pidiendo tierra y, al enterarse de que tiene a su primo cerca, ha pedido verle. Mientras Claire se mantiene en un discreto segundo plano, los primos se cogen de la mano y se dicen "chichua jorn" "asque branchiu", que no os lo traducimos porque aquí todas lo entendemos. Se dicen cosas amables, recuerdan el pasado y el moribundo se muestra satisfecho de morir con un familiar al lado.
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Y si el familiar soy yo, ya crees que estás entrando en el Paraíso |
Claire se marcha para darles privacidad y entonces, como no puede ser de otro modo, no se encuentra un billete de cincuenta euros sino a Williepollas, con el que comenta lo mala que es la guerra y todas esas cosas. En fin, un poco de conversación de poner caritas esperando a que Simon Fraser palme (que lo hace).
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Hola, hijo que no sabes que eres mi hijo |
Con una mirada que a Williepolllas no sabemos qué le hace pero que a nosotras nos hace arder las bragas, Jamie se presenta como el rebeldoso que le voló el sombrero y le da el suyo, bien lleno de su sudor que huele a Eau de Tiarrón. Y no es un gesto baladí, que Jamie lo hace porque ya van dos veces que casi se lo carga. Lo mismo en la tercera acierta y una última conversación con un sombrero lleno de mierda por dentro es lo que necesitaba en ese momento.
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Este sombrero está un poco sudadito |
No te quejes, que ahora lo llevas como capitán, que te han ascendido. Un tiempo indeterminado después, los hombres de Burgoyne se han rendido y les dejan volver a Inglaterra, ya que una de las condiciones de la rendición era que no volvieran a pelear en esta guerra. Así que la aventura batallil de Williepollas ha terminado... creemos. Pero nos da un poco igual porque llega un mandamás a ver a Jamie (el mandamás es Gates, el que le tiene manía a Benedict Arnold) y va a decirle que Burgoyne puso una condición más para la rendición: que Jamie Fraser lleve el cuerpo de su primo Simon a Escocia.
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Este muerto viaja más que yo viva |
Que los hombres de Simon le querían muchísimo y saber que ha vuelto a casa les reconfortará mucho. Ya está todo preparadito y los Fraser vivos y muertos irán en un buque real (real de que existe y real de royal) que tiene wifi y Netflix.
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Anda y que les den porCullen a estos pringaos |
Pero no todo el mundo está tan contento, ya que Murraicito y Rachel se van a separar y sin haberle dado alegría al mondongo. Murraicito tiene que ir porque se lo prometió a su madre (verás tú la Jenny cuando le vea, se le va a cambiar la cara del susto) pero le pide a Rachel que le cuide a Rollo, que volverá a por él. A por el perro, eh, nada de que quiera volver por ella.
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Murraicito y Rachel diciéndolo mucho y no creyéndoselo nada
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Pues de viajes va este tramo final, porque ahora nos vamos a Escocia a ver cómo Roger y su anteanteantepasado emprenden viaje a las antigüedades en busca de Jemmy y del perverso Cameron.
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Ale, ya se han ido |
Y se van a una época que puede que hayan olvidado lo buenííísima que era pero nosotras tenemos un pie en ella y la odiamos con toda nuestra fuerza. Una época en la que no tenemos Chilli pal xixi, donde no nos funciona el Kindelito, donde un señor decide vengarse del asesino accidental de su pérfida mujer acechando a una cuaquerita inocente...
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Por el sendero voy, pensando en mi amorcito |
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En cuanto venga tu amor, yo a ti te finiquito |
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Más sufrimiento nooooooooooooo |
Pero ahora mismo nos da un poco igual porque con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un Jamie Fraser mareado.
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Por qué no habré nacido en Los Ángeles |
Porque no existe en ese momento, chico. Lleva nuestro Jamie el viaje muy bien, como digno representante de la causa americana, potando por doquier. Pero todos los mareos del mundo no pueden aplacar la alegría que nuestro trío siente cuando avistan algo maravilloso.
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Muchas gracias, no nos merecemos menos |
Bueno, algo menos maravilloso pero maravilloso igualmente: la costa de Escocia.
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Ya me noto el zapatillazo de Jenny pero qué ganas de ir a casa |
¡Y qué ganas de verlo! ¿Qué nuevas aventuras les tendrá reservada esta nueva etapa escocesa? Porque algo les pasará seguro, que estos no saben lo que es ir de tranqui a ningún sitio. Sea lo que sea, aquí estaremos para compartir las penas (y las pocas alegrías) con ellos. ¡Y estaremos pronto porque hoy mismo se estrena la segunda parte de esta temporada! Otra cosa es cuándo la repasemos nosotras...
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Nuestras lectoras ahora mismo
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Nosotras también os queremos 😘.
¡Nos vemos por aquí en breve!
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