¡Hola hola! ¡Buen día tropecientos de confinamiento! (Ya sé que no son tantos pero se sienten así). Esperamos que estéis todas bien, sanas como una manzana, encerraditas en casa y con los bajos la casa como los chorros del oro. ¡Que la lejía sea vuestra mejor amiga! Por aquí, vamos a intentar sacar nuestra mejor sonrisa y sumergirnos en la serie un ratito, que la sobredosis de maromos nos han dicho que es muy buena para curar el cuerpo y el alma. ¡Muchas gracias a las que todavía tenéis ánimo de acompañarnos! Sé que nos hemos quedado poquitas pero vamos a intentar ponerle al mal tiempo buena cara y a Jamie Fraser, buen culo. ¡Vamos allá!
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¿¡¿Ya empezamos?!? |
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Biodramina con whisky, que haga más efecto |
Pues ale, ya estamos preparadas para otro salto temporal made in Outlander, aunque esta vez no lo damos con Claire, sino con Jocasta y su familia en plena huida tras Culloden (que en paz descansen los Scottish maromos que allí perecieron, junto con la gracia de la serie).
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Hector Cameron disfrazado |
Como integrantes pasadopresentes y familiares de los protas de esta serie que son, todo son desgracias para ellos, ya que interrumpen su veloz fuga un par de red coats, buscando a gente como ellos y revisando los carruajes. Del de Hector salen la Joqui y su hija Morna, que intentan mantener la compostura como buenamente pueden a pesar de la trola y de los nervios que les invaden.
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Y del frío viento que se nos está colando por las bragas |
Obviamente, el dragón no encuentra nada en su inspección, pero, cuando se agacha para ayudar a Morna, descubre un sospechoso cofre...
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¡Sorpresa! |
No digo yo que no les viniera bien ahora una caja del Dunkin' con un café calentito, pero el cofre lo que tiene es oro. ¡Oro! ¡Y con el sello del Rey de Francia! Encontrar este oro es como encontrar un unicornio, chicas, y los red coats saben lo que significa que ellos lo tengan: que son jacobitas (ya que, si no lo recordáis, ese oro fue el que mandó el Rey de Francia para ayudar al Mark Me en su loca empresa). Lógicamente, ahí empiezan a salir pistolacas y a disparar como si fuera Reservoir Dogs, aunque con desiguales resultados, sobre todo para Morna.
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Tengo una puntería que ni Roger |
Que Dior le conserve el pelo, porque lo que es el acierto, ya es tarde. Eso sí, Hector es de puntería distraída pero de rapidez mental y aprovecha que el red coat que queda vivo está petrificado para apuñalarlo y librarse de él. Y, deprisa y corriendo, urge a Jocasta a que se suban al carruaje para huir con el oro y la vida intacta. ¡Ni tiempo para enterrar el cadáver de Morna hay! Y así, con desesperación y el único recuerdo de un lazo del vestido de su hija, Jocasta emprende su nueva vida, que la llevará a un continente distinto y a hacerse una mujer de hierro.
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Pero bajo el corsé tengo guardados mi corazón, mis recuerdos y el lazo resobado |
En estos alegres pensamientos encuentra a Jocasta su prometido, Duncan Innes, al que nos imaginamos con un buenorro aventurero cazafortunas que quiere casarse con ella para luego matarla cuando le enseñe la cola en su noche de bodas y quedarse con Riverdance Run.
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Bueno, conservo los dientes, no me pidas más |
Ay, Joqui, menos mal que no le ves. Muy apañado, el señor Innes le lleva un regalo de bodas a su futura esposa. Como el striptease de los de Magic Mike estaba más que descartado, le trae un cojincillo con olor a tachún lavanda con el lema de la casa MacKenzie, "Brillo no ardo" (eso es porque no habéis visto a Jamie en bolas, que entonces os ardían hasta las fotos de la primera comunión).
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Tocar abdominales de maromos en pelotas me habría gustado más |
Duncan sabe que no se le van a volver las bragas del revés de la pasión, pero espera que puedan llegar a no se sabe qué, ya que Jocasta decide que mejor terminar la secuencia vergüenzajenesca e irse con su sobrino y el hobbit que nadie conoce de El señor de los anillos señor Forbes (😱) para formalizar su nuevo testamento, que para eso ha ido Ulysses a buscarla. El hombre quiere ver a su doña feliz, pero Jocasta ya tiene el xixi de vuelta de todo y lo único que espera es un poco de paz.
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Paz la que le vas a quitar a Roger cuando sepa que su hijo va a heredar |
Cuando Jocasta baja, Forbes y Jamie con sus gafas de follar de cerca ya están escritura en mano esperando su firma y, después, la de Jamie como testigo, para certificar el nombre del nuevo dueño de Riverdance Run.
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¡Quiero mi casa, dame mi casa! |
Qué jodíos críos, cada vez se les antojan las cosas más jóvenes. En el Cerro Fraser, Roger y Brianna están disfrutando de las maravillas de la vida en ese siglo, con un niño enfermo y sin Apiretal, mientras que Jamie y Claire están en el casoplón de la Joqui por su boda. Aunque nuestro osito particular se ha quedado para ejercer de padrazo, a Bree no se le escapa que tiene la peluca ladeada desde que Jocasta le ofendió el día de su boda. ¡Pues no pasa nada, hombre! ¿Que no has querido ir a la fiesta? ¡Pues Outlander te trae la fiesta a la puerta de tu casa!
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El escuadrón langosta viene a divertirte a toda costa |
Mientras nos rascamos por todos lados viendo a estos bichos, la serie se va con un pensativo Jamie, que le dice a Claire que debería ser Murtagh el que se casara con Jocasta y no ese viejo pasa. Y encima él allí, haciendo amistades con los que quieren que su padrino estire la pata. Claire le intenta hacer ver que no es cosa suya, que Murtagh fue el que tomó la decisión y que vámonos a echar unos bailes, Jamie Fraser, que vas a acabar con ganas de hacer la conga en los establos.
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Que dice mi azulada mirada que, si acabamos en el establo, te des por trincada |
Ay, qué guapo, qué majo, ¡qué de tó es Lord John! Igual que pensamos nosotras, piensan todas las doncellas casaderas que le quieren agarrar las posaderas y llevarlo al altar, aunque tú y yo sabemos que Lord John solo pasará por ese trance milagrito gabaldiano mediante 🙄😆. En el enlace, claro está, no podía faltar el gobernador Tryon, cuya esposa les comunica que su marido tiene un palo metido por el culo se van a Nueva York.
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Los cerebros de Jamie y Claire |
Mientras que estos hacen el happy dance mental, conocen a un juez (Atticus Finch) que se queja de que la gente, en cuanto conocen su profesión, se vuelven más expertos que él en cualquier cosa, lo que aprovecha el gobernador para dárselas de listo, ya que de guapo no se las puede dar. Sale ahí el tema de los indultos y Tryor menciona que es todo obra Samuel Johnston por proponer una ley que impida las asambleas tumultuosas.
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Impidiendo la propagación del coronavirus en el año de la polca |
Más que nada lo hace porque, si evitas que se junten, evitas que conspiren, pero never forget la vertiente sanitaria. Total, que Tryon dice que tendría que haberlo hecho antes y así seguro que Knox todavía caminaría por el mundo de los vivos (jur jur, que te crees tú eso), pero su mujer le dice que esos comentarios de mal rollo se los guarde para otro momento para acto seguido llevarse a Claire y cuchichearle que los maromos luego se van a jugar hasta los suspensorios a las cartas #LaViejaDelVisilloEnagüil. Lejos de estos cotilleos tenemos a los MacKenzie, acechados por una plaga de bichos bíblica y con los colonos queriendo prender fuego al campo de Jamie, ya que los bichos, como no pueden comerle a él tó lo negro, se quieren comer sus cosechas.
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Lo que me faltaba para que mi suegro me adore |
Roger intenta apaciguarles advirtiéndoles de que prendiendo fuego a los campos, se les pueden quemar las casas, que las chispas pueden saltar más lejos que una haggard en pleno placaje maromial.
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El cerebro de Roger |
Mal camino llevas con ellos, Roger...
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Peor camino llevo yo como me caiga |
Este señor que parece Shin Chan cuando le coge el maquillaje a su madre es un viejo conocido de Claire que hemos visto en el resumen previo y que hemos pasado de poner porque para qué. El hombre va de dandi y lo peor de todo es que encima chinga más que nadie, lo que os habla del nivel de los maromos de la zona. Para añadir encanto, se ha jugado hasta los empastes y ahora le comen las deudas. Un partidazo, chica. Pues adivinad a quién le tiene puesto el ojillo...
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Que no me arrime su pepinillo |
Mientras la mujer del gobernador intenta distraer al Casanova de Hacendado, Claire escucha la conversación de dos mujeres sobre una de las sugerencias del doctor Rawlings para no tener hijos como conejos, con estupendo resultado en la contención de ambas, ya que ni Claire puede callarse ni la otra retener mucho tiempo al otro.
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Voy a rechupetearle la mano como si comiera almeja |
El Casanova de Hacendado le cuenta que le va estupendamente en los negocios, como puede observar en la calidad de sus ropajes y en la base de maquillaje de Dior que lleva, mientras que Claire intenta que la rescaten, cosa que hace en cuanto puede la señora gobernadora. Por otra parte, en el cerro del lloriqueo, Roger se queja de que no le respeta ni la imagen que le devuelve el espejo y que ojalá estuviera Jamie allí. Mira, guapo una cosa te decimos.
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¡Espabila! |
¡Que no puedes estar eternamente llorando, co*o!
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Me voy a dar a las ensoñaciones para que no me toquéis los co**nes |
Que no, que lo que pasa es que justo ve el humo que desprenden unos fuegos no bajeriles y se acuerda de una historia que le contaba su padre en la que ahuyentaban con humo a unas langostas antes de posarse en los campos. Y por fin, ¡POR FIN!, su mente comienza a funcionar ideando que si hacen pequeños fuegos con leña verde, de esa que te ahuma hasta los sueños, cuando llegue el enjambre se van a quedar las langostas que ni las paredes de un bingo en los años ochenta del siglo XX.
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¡El Club del Porro de las escritoras de romántica viene en tu ayuda! |
Nos vamos ahora con Jamie, al que se le pasa la alegría de que Tryon se largue de allí cuando se entera que la ley de Samuel Johnston
prevé el ahorcamiento de los que participaran en las revueltas de Hillsborough (la de
los caponatados del segundo capítulo) o anteriores. ¿Y quién participó en tan divertidas reuniones...?
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Me 💩 en mi padrino y en el que lo trajo aquí |
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Pues no fui yo... |
Además, si se niegan a someterse a las leyes del rey, el sheriff que los pille puede darles jarabe de palo como se le antoje, que una cosa es la ley y otra el poder de hacer lo que te dé la gana. El gobernador reconoce que le ha tomado cariño a esas tierras y Jamie intenta que se vaya dejando fama de misericordioso con los reguladores piojosos.
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En su mano tienen la opción |
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Van a acabar todos colgados cual jamón |
Pues qué bien pinta la vida, ¿eh? Mejor y más olorosas se ven las cosas por el Cerro Fraser, donde todos están preparando los fuegos espantalangostas, que van a reforzar con unos cubos llenos de combustible y otra cosa.
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Colonos del Cerro llenando cubos |
Con todos los estupendos ingredientes, se calienta el cubo y sale el oloroso humo por arriba, que si no mata a las langostas por sí mismo, las mata con la pestuza que suelta. El problema está en cómo esparcir el humo si no sopla un viento huracanado pero Bree, con tal de no remover más caca, se pone a solucionarlo.
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Superman te ayuda |
De vuelta en Riverdance Run, el Casanova de Hacendado ha visto el gif de Superman y se cree que va a tener los poderes de nuestro supermaromazo a la hora de ver el color de las bragas de Claire mirándole fijamente el culo mientras que farda del encaje que le ha regalado a Jocasta por sus nupcias, encaje que le ha salido mucho mejor porque él conoce a las personas necesarias, no sé si lo pillas, chata molinera.
Vaya, vaya, qué amistades más mierderas tiene este señor... Obviamente, Claire se pone en alerta como nosotras cuando escuchamos en la tele Parlami di amore porque sabemos que va a salir David Gandy ante la mención de un contrabandista irlandés que pulula por Wilmington y se muestra ya más maja que las pesetas con Wylie.
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El Casanova ahora mismo |
Pues no, tío listo, que Claire lo que quiere es colocarte unas cajas del preciosísimo whisky de Jamie Fraser, una aromática bebida directamente extraida de su cuerpo serrano. Dicho así parece que está embotellando su pis, pero la verdad es que a este señor le interesan más Claire y sus dos anillos, sobre cuya procedencia pregunta.
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Te lees las reviews de las haggards, que ya me canso de contarlo |
Al maquillado le parece sorprendente que Jamie le deje llevar el anillo de su difunto esposo tan cerca del suyo y sigue preguntando sobre Mñe, diciendo que tuvo que ser un hombre maravilloso si ella aún lo recordaba llevando su anillo.
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Las haggards temiendo que se ponga a hablar de él |
Pero nos libramos porque Claire sabe que no puede dejar escapar la oportunidad de sonsacarle sobre ese irlandés "de negocios", con la esperanza de que sea Cabronnet y no le pierdan la pista. Para ello, usa como excusa el negocio del whisky y la posibilidad de ganar dinerillo con él como socio, pero Wylie le dice que Cabronnet (¡es él!) tiene un genio de mil demonios y no hace negocios con desconocidos.
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Por ahí no va a haber problemas, que a nosotros nos conoce demasiado |
Claire lo quiere usar a él como intermediario pero el jodío lo único que quiere es meterse bajo sus faldas y no en sus negocios, así que pone fin a la conversación diciendo que, igual que ella le ha mostrado el motivo de su orgullo, él va a hacer lo mismo.
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¡La cola, no! |
A todo esto, en el cerro están encendiendo las hogueras y llenando los campos de eau de merde con la esperanza de que eso ahuyente a las langostas antes de que Jamie Fraser vuelva porque se ha olvidado los calzoncillos de repuesto, que esta serie está llena de esas gracias y esto no hay Dior que lo explique.
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Estoy en modo jefazo, no puedo dar palique |
Ois, parfavaaaaaaaaar, qué chulazo en esa captura 🤤. Pues nada, que muy propio que le toque lidiar con una plaga bíblica al hijo de un reverendo. En cosas menos existenciales está Claire, que se le ha librado de verle la cola al Casanova de Hacendado por vérsela a su caballo, su objeto más preciado que Claire acaricia sin enterarse de las intenciones del dueño. A ver, hija, ¿cuántos años llevas en esta serie? ¿Eh? ¿¿Cuántos?? ¿¡¿Es que aún no te has enterado de que no te puedes ir con un desconocido ni a la vuelta de la esquina?!?
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Pero en femenino |
Claro, así pasa.
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Que se propasa |
Aunque todas sabemos que Claire es más que capaz de defenderse sola (de hecho, le empuja y lo tira encima del estiércol #CapítuloMásMierderEver), pero también sabemos que no tiene fuerza suficiente para librarse de un hombretón si este realmente se lo propone. ¡Necesitamos un superhéroe rait nau! Y, como Superman ya estaba ocupado...
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Jamie Fraser ha llegado |
El tipo tiene la jeta de decirle que Claire se le ofreció y que a él no le quedó más remedio que ir a trincársela pero bien sabe Jamie que, cuando catas Scottish fiambre, fuera no vas a saciar el hambre, así que no le apaña cara y cola únicamente por las súplicas de Claire.
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El fandom ahora mismo |
El señor este se jiña, claro está, y abandona con su cara intacta pero su orgullo tocado el establo. Claire le explica a Jamie que el Casanova conoce a Cabronnet y que intentaba hacer negocios con él para poder verle las greñas al irlandés. ¡Pues ojo cuidao, que Cabronnet no es de los que se anda con chiquitas!
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Como comprenderás, yo no acerco mis ojazos a ese |
Pues a ver qué hacen ahora, que se han cargado la mejor vía de contacto con Cabronnet y no pensamos que el Casanova de Hacendado quiera acercarse a los Fraser ni con wifi. Aunque tal vez su vicio pueda jugar a favor de nuestros protagonistas... Mientras que Jamie sigue cavilando, su familia sigue mierdeando ahumando los campos, ayudados por telas.
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Entre el humo y los pelos, estoy que ni salido de un videoclip de los ochenta |
Pues ojalá tengas una capa de laca que te recubra porque ojo lo que te viene encima (y no es una haggard con las bragas en la mano, aviso).
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¡Roger, te vamos a comer hasta los pelos de las piernas! |
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¡Pues cuerpo a tierra! |
Yisuscraist de los Bichos Voladores, ¡qué enjambre más grimoso! Ahí se quedan todos, en el suelo esquivando bichos mientras nosotras nos lavamos el xirri y nos ponemos de nuevo las galas para irnos de boda, donde Jamie acecha al Casanova de Hacendado para ver cómo restaurar relaciones con él (que, por cierto, sigue negando su abuso a Claire). Pero Jamie siempre tiene un as en la manga y le amenaza con rular el rumor con la esposa de Tryon, de cuya estirpe van a salir la vieja del visillo y Gossip Girl. Y ojo cuidao, que ese rumor puede llevar información adicional no apegada a la realidad... Así que, para no mandarte al otro barrio, pintamonas, nos vamos a echar un cinquillo. Si ganas tú, no te rompo ni la crisma ni el orgullo, y si gano yo, me llevo tu equino.
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Ese soy yo |
Pero calla, Mari, ¡que resulta que a este se la pela el orgullo! Que dice que si Jamie quiere jugar por el caballo, que tendrá que ofrecer a cambio algo más valioso.
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Ya te digo que no será mi cuerpo hermoso |
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No, será el anillo del soso |
¡Anda el jodío, que se quedó con la copla y quiere el anillo de Mñe! Nos lo pide a nosotras y antes de que termine de hablar ya lo tiene en su mano con un lacito y todo.
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La realidad de Claire, aunque no la vea |
Que no, que no y que no, que ella no se quita el anillo de Mñe porque no le sale del xirri moreno y porque no va a dejar pasar la oportunidad de tocarle los winis a Jamie con el recuerdo del difunto, incluso aunque nuestro highlander le asegure que no va a perder el anillo en la partida. Pero ojo que Claire sigue enrabietada y le espeta a Jamie que si hace eso realmente por su hija o por él y que, si quiere empeñar anillos, que se meta los dos suyos por el culillo.
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Mirada estrangulaesposas y provocadora de fuegos bajeriles masivos |
En el Cerro Fraser las cosas están mucho mejor, ya que el ahumamiento mierderil ha dado buenos resultados y, aunque han perdido algo de cosecha, han logrado salvar practicamente todo, además del orgullo de Roger, al que los colonos tocahuevos miran ya con ojos agradecidos. Y con esta felicidad, volvemos al bodorrio, donde Jocasta recibe a un invitado tardío.
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Que en la cola tiene brío |
¡Murtagh sí que sabe hacer una aparición! Ni la presencia de gobernador en Riverdance Run desalienta al amante bandido viejuno, que necesita ver a su amada y... joderle la noche antes de la boda confesándole sus sentimientos y pidiéndole que no se case y le espere.
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Que el Luckenbooth nos una y sigas queriendo mi picha pocha |
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Donde la quiero es en mi profundidad morocha |
¡Di que sí, Joqui, que no hay nada que demuestre mejor tu compromismo con tu futuro marido que meterle la lengua hasta el corvejón a otro! A Jocasta le emociona el regalo, pero solo le nubla el sentido temporalmente, ya que no es una joven inocentona, sabe que el amor no es suficiente y que el camino que Murtagh ha tomado es incompatible con la vida que ella quiere, que incluye un hombre que solo quiera su felicidad. La verdad es que la conversación es bonita, con la Joqui contándole cosas de su vida, de cuando huyeron tras Culloden (te sugerimos que veas el inicio del capítulo, Murti), de sus pesadillas y remordimientos, pero es que ya sabemos que esto no va a terminar bien y preferimos acelerar. Basta con saber que Jocasta está hasta el refajo de los jacobitas, que tantos infortunios le han traido, y no quiere al lado a otra persona entregada a otra causa. Se puede decir más alto pero no más claro...
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Yo también sé hablar claro |
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A buenas horas, mangas verdes |
Y así, con dolorcito de corazón pero sin ceder, Murtagh abandona a Jocasta para que se case con otro. ¡El amor en los tiempos de Outlander! Una mierda pinchá en un palo como no te toque un maromo de los buenos, vaya.
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Y yo soy el mejor de todos |
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¡Nadie te supera! |
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Te lo dice una con experiencia en cogorzas |
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Cuando te enseñe esto me vas a comer hasta las lorzas |
Nosotras ya estaríamos batiendo récords en los cien metros desnudiles pero Claire no es de nuestra opinión.
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No me voy a quitar ni la toquilla |
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Si pudiera, me tiraba la vajilla |
Y es que la suerte en las cartas de Jamie no le quita a Claire ni su cabreo ni la sensación de que su marido ha dejado que su odio por Cabronnet y el Casanova de Hacendado se interponga entre ellos. De tu enfurruñamiento porque se jugara en anillo de Mñe no dices nada, ¿verdad?
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A ver si crees que me chupo el dedo |
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¡Jamie al contraataque! |
¡Sí, sí, sí! Será el alcohol, será el hastalapollamiento que arrastra, pero, sea lo que sea, por una vez Jamie no se calla y le dice a Claire que se le caen los pensamientos modennos según va caminando, que ahora vive en otra época y que sí, es una mujer excepcionalmente petarda, pero no deja de ser únicamente una mujer.
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La mía, con percutora mirada te lo digo |
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Ahora mismo, tú y tu cola me importáis un higo |
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Si querías ponerme palote, lo has conseguido |
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¡Échame el polvo en el establo, como me habías prometido! |
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¡Folletisco fraseriano por fin! |
¡Claro que sí! ¡Las promesas guarreriles hay que cumplirlas siempre! Y allá que van, al refrote enfurecido, que es el más satisfactorio aunque te deje el culo dolorido.
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Dolorido y agradecido |
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Bajerilmente complacido se te va a quedar el higo |
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Porque el taladro de Jamie guarrerilmente ha ejercido |
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El fandom ha tenido que echar mano de su Jamie particular |
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Y recuperándose para seguir la review |
¡Ay, ay, qué necesitadas de polvazo estábamos! Ha sido breve (y, en este caso, lo bueno si breve es una mierda, porque tiene que ser laaaaaaaaaaaargo) pero intensito, lo suficiente para que nos deje la sonrisa puesta y las bragas bajadas.
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Justo como me he quedado yo |
Pues hijo, Jamie, como le tengas que quitar los cabreos a base de polvos, te vas a quedar sequito de tanto darle a la mandanga...
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¡Pero si así de feliz le has dejado la cosa! |
Y es que no lo hemos dicho porque nosotras no somos de interrumpir los taladrismos guarreriles pero Jamie estaba en modo amo y señor y le decía a Claire guarreridas escocesas de que mirara cómo la percutía (ojo lo guarro que ha sido y lo perracas que nos pone, grrrrrrrrrrr). Vamos, igual que a Claire pero ella con más suerte, que para eso es la que lo cata. El caso es que no está enfadada y menos cuando se entera de que Jamie le ha cambiado el caballo al Casanova de Hacendado por el comercio de whisky, la puerta a través de la cual, ¡por fin!, van a enfrentar a Cabronnet, usando para ello su contrabandista identidad.
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Sufrimos ya porque sabemos lo que nos espera |
Eso sí, antes de que sufran ellos, Jamie le confiesa que realmente hace todo esto porque necesita ver muerto al que dañó a su hija y Claire le pide que le prometa que Cabronnet no les va a quitar nada más, ni el honor, ni sus anillos, ni el resguardo de los Euromillones.
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Para que yo te prometa eso tendríamos que estar en otra serie |
Bueno, él se lo promete, claro, pero tú y yo sabemos que tiene más probabilidades de bajarle la Luna que de garantizarle eso, sobre todo sabiendo que Cabronnet está muy interesado en algo que ellos tienen...
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¡Una onda vital de Saruman para ti! |
¡Pero no se vayan ustedes, que aún hay más! Que Jamie charla con el gobernador (que digo yo que pa qué, que te podías haber quedado en la cama desayunando croissants como hijo de la dueña/abuelo del dueño de la casa que eres) y este le dice que, como ningún regulador se ha sometido a la justicia, Jamie tiene que reunir a sus hombres e ir enfilando hacia el punto de encuentro, ya que...
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Y no será una contienda que yo gane con mi presencia tremenda |
¡¡Tantas vueltas y sufrimientos para acabar en el punto de partida!! Mira, de verdad, esta serie te tiene en una tensión emocional que no es ni medio normal (dejadnos que nos entretengamos poniendo emoción donde no la hay, anda, que en algo nos tenemos que entretener en el confinamiento 😆). Nos pongamos nerviosas o estemos tan panchas, lo que tenemos claro es que esto ya no tiene arreglo y que, o Dior nos hace el milagrito, o vamos a ver a Jamie enfrentado a Murtagh en el campo de batalla. ¡En los siguientes capítulos lo veremos! Y nosotras, si el coronavirus nos evita, estaremos aquí para contároslo a las poquitas que aún tenéis ánimo para tontunas. ¡Vamos, que vosotras podéis!
CONCLUSIONES FINALES
- Pues no es que haya sido un capítulo para tirar cohetes pero entra en la tónica general de las temporadas de Outlander, ¿no? Ya sabéis, mucha pérdida de tiempo en planteamiento y capítulos que te dan modorra para luego meter la directa y acabar con el corazón en la boca. ¡Ojalá esta temporada sea igual! De momento, este capítulo ha tenido sus altibajos pero, en general, nos hemos entretenido.
- Aunque el nuevo Murtagh no es de nuestro agrado y su relación con Jocasta siempre nos ha dado entre cosita y risa, la secuencia que tienen en este capítulo es estupenda, llena de sentimiento y contención. Ellos dos están estupendos.
- ¡Y estupendo ha estado Roger por fin! Bueno, para nosotras siempre lo está, sobre todo si sigue con esa barbita y no le vuelven a hacer planos matadores de las cejas, pero los habitantes del cerro no lo han visto tan estupendo nunca, así que gracias a Dior que por fin ha tirado de inteligencia para conquistarlos. ¡Que siga así!
- Alabamos a los guionistas que han metido en este capítulo al adorafollable Lord John con el único motivo de que disfrutemos de su maravillosa presencia. ¡Más apariciones así! (O con más chicha, si puede ser).
- ¡Por fin un polvo enfurecido! Bless the Yisuscraist of the Polvos Verticales. Y ay, Jamie, ¡AY, JAMIEEEEEEEEEEEEEEE! De verdad, nos dan tan poco que nos volvemos tarumbas cuando nos dan algo más, pero es que esa secuencia en los establos... GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR. Nos pone perracas verle plantando cara a Claire, sobre todo si luego tiene pornosatisfactorias consecuencias. Que ya sabemos que no se van a pasar la serie llenando de fiesta los bajos (no por falta de ganas, ni suyas ni nuestras) pero estas alegrías deberían dárnoslas más veces porque, gracias a ellas, se nos puede olvidar hasta el coñazo más grande.
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