jueves, 27 de noviembre de 2014

Fungirleo vintage: Mike Donovan de "V"

Pasar la infancia delante de la tele de los ochenta nos ha marcado profundamente a Cassie y a mí. Ya sabéis que por este fungirleo vintage puede pasar de todo porque los amores que se tienen de niña y adolescente son de lo más extraño e irracional. Como estamos entre friendly haggards, vamos a contar hasta los amores más vergonzosos. Aunque para eso tengo que haber hecho (ab)uso de un buen whisky escocés y hoy escribo desde un sitio público, así que lo sumamente vergonzoso lo dejaré para otro día en el que pueda estar beoda.
Hoy vengo a hablaros de mi primer amor catódico, Mike Donovan de la serie "V" (la original, que es la que me pilló hecha una baby haggard).

Mike Donovan, desenfundando pistola

"V" revolucionó los hogares mundiales, las tardes de los sábados en España y a mí (que tenía siete añitos cuando la vi). Jugaba a ella, soñaba con ella y de mayor yo quería ser periodista y tener a Mike Donovan de novio.
Él era un cámara que se metía en todos los fregados y que, de repente, se encuentra grabando una nave nodriza llena de largartos joputistas así como el que no quiere la cosa. Yo no podía dejar de alabar su valentía a la hora de desenmascarar a los bichos, lo bien que le sentaba ser un temerario y lo buenorro que estaba.

Pelo mojado + ojazos + nariz raruna + boca entreabierta = baby Kim enamorada
Vaqueros mojados que marcan muslacosjhngkjhjknhsgjlh y boajhfjkashfjkahss

En esta foto ya podemos ver varios must en el look de Mike Donovan: el vaquero apretujao y la camisa abierta, con el plus del ceño fruncido. Vayamos atacando a Mike por partes (como siempre he querido hacer, grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr).
Mike Donovan llega el último a la resistencia y se hace el líder en menos de lo que tarda en soltar dos sopapos. Guapo guapo no es, pero que tiene planta y enVERGAdura no lo vamos a negar (ver imagen de arriba, ¡por Dior!) y sus ojazos azules te hipnotizan que ni un vampirito en The Vampire Diaries.

Estos ojos te follan fulminan en un tris

Pero Mike, como periodista sagaz que era, tenía cierta tendencia a no fiarse de nadie y le fruncía el ceño a todo el mundo. 

¿Me dejas que te frunza con cara de penita?
Tal vez que guste más si te frunzo con suspicious mind
Aunque fruncirte mientras levanto una ceja es lo que más me gusta
Kim on fire right now

Pero Mike tenía más armas escondidas en el pantalón. No muchas, no, porque llevaba unos pantalones tan apretados que su virilidad gritaba "libertad" en cada movimiento.

Freedom for the boa
"¿Cómo es posible que la tengas así de grande y lleves el pantalón tan apretao?"
Porque soy un machote chuleras, Kim

El chulerío de Mike llega a su punto álgido con su estilismo camisil. Estoy convencida de que ninguna de las camisas de Mike tenía botones más arriba del pechamen, porque luce pectorales aunque haga un frío que pela (aunque hay ausencia de peletes y eso es un MAL en toda regla).


Pechote que asoma y postura chulesca, bragas down
Enseñando entreteto y hasta ombligo si es necesario

Pero, queridas haggards mías, la apertura camisil no era nada más que un previo para el fuerte de Mike Donovan y mis primeras puestas en órbitas maromiales: el shirtless total.

Aquí hay buffet libre de maromo

¡Que la ausencia de peletes no os nuble la vista! Mike tenía un cuerpazo por el que no ha pasado el tiempo, fibroso y con las marcas laterales "to the boa, this way" que tan perracas nos ponen.


Tengo menos lorza que la rubia

Ciertamente, Mike, porque cuando estás shirtless llevas siempre el pantalón apretujaboa y no te sale una agarradera ni por asomo. Sabes lo que nos gusta y por eso no dudas en matarnos del calentón cuando usas todas tus armas a la vez para conseguir lo que quieres: mojar el churro.

A lo lejos ya te voy frunciendo con la mirada
Mira cómo marco musculito
Aquí está mi cuerpo serrano nada más que para ti, jamelga

Queridas haggards, con siete años a mí me daba vueltas la cabeza con este hombre. Y ahora que ya he catado varón, también, porque mis amores vintage siguen teniendo un rinconcito privilegiado en mis enaguas mi corazón. Y ahí, Mike Donovan es el rey.

¡MIKE, ENSÉÑANOS EL LAGARTO QUE LLEVAS DENTRO!


DAME AMOR Y COMPÁRTEME, QUERIDA
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domingo, 23 de noviembre de 2014

Las haggards nos confesamos: Kim y Cassie NO le recibirán, señor Grey

Las haggards pensamos que hacer que te esperen da un punto maravilloso de divismo y glamour, así que aquí estamos de nuevo, rebosantes de ambos. Deseamos disculparnos por la tardanza en publicar este post, mantener este ritmo de vida lleno de saraos y horas de peluquería para llevar estos perfectos cardados nos impiden a veces estar en todo. ¡Gracias por la confianza, queridas! 
Queremos agradecer vuestros testimonios llenos de sinceridad. Nos habéis puesto los pelos de punta con las confesiones sobre cómo Grey llegó a vuestras vidas, tanto para bien como para mal. En una cosa coincidís prácticamente todas: Cincuenta sombras de Grey está escrita con la zona en la que la espalda pierde su casto nombre y es repetitiva hasta la saciedad. Y ahí llega Moisés y separa las aguas. A un lado, las enamoradas de Grey, las que le perdonan el envoltorio porque la historia les llegó al corazón y a los bajos. Al otro, las que quemarían el libro y preferirían los dolores del parto antes de volverlo a leer. Y el término medio es casi inexistente. Nos ha llamado mucho la atención el hecho de que, al ser un fic de Crepúsculo, muchas pensábais que Christian iba a sacar los colmillos. Hemos hecho la croqueta de la risa al imaginaros mientras lo leíais, jijijiji. En fin, queridas haggards, ha sido muy interesante leer vuestros comentarios, estamos encantadas con vosotras. Y dicho esto, pasamos al momento más duro: el de decir por qué narices se nos ocurrió leer esta trilogía. ¡No nos echéis las cruces, fans!
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Me gustaría que mi identidad quedara en el anonimato, así que os diré únicamente que me llamo K.
Conocí al señor Grey allá por 2012, cuando vi que se empezaba a hablar de él como una versión guarreta de Crepúsculo. Había leído la historia de los Cullen unos años antes (por aquello de que estaba todo el mundo que se le hacía el culo Pepsicola con ella y yo, que siempre he sido muy fan de los vampiros, les tomé ojeriza antes de leerlos Y ESO SÍ QUE NO, que yo juzgo siempre después de conocer). Pues eso, que leí la saga Crepúsculo rápidamente (tampoco es que sea Nietzche) y en inglés, porque encontré unas traducciones mierder que moría de espanto. (Y no, no me gustó nada, cada libro menos que el anterior). Por aquella época descubrí que podía leer libros en mi Nintendo DS (vergüenza me da reconocerlo) y aproveché para leer ahí todo lo que no encontraba en la biblioteca. Y así empecé a leer novelas de perraquismo (para qué nos vamos a engañar, ahí se leen esas cosas porque no se entera ni Penry) y ahí leí mis primeras novelas de BDSM (la primera, Wicked ties, de Shayla Black, ¡la del xixi pelirrojo, Cassie C.!). Luego llegó el Kindle a mi vida y la tarifa plana de lectura.
Estaréis diciendo que WTF me estás contando, K., y tenéis razón, pero todo esto es necesario porque desemboca en Grey. Me encuentro con que dicen de ella que es Crepúsculo (leído) mezclado con novela de BDSM (leída) y eso tiene que pasar por mis ojitos. Así que me hice con las dos primeras en inglés (pensé que si eran una mierda por lo menos aprendería vocabulario) y fui al encuentro de Christian. ¡No penséis que fue odio a primera vista! Que sale el Grey y tú, ajdhgjahjdjaahsdf, ¡qué morbo, oye! Y el morreaco en el ascensor, la fantasía de todas, ajhdajhfdjkahfjksdhfas. Pero poco a poco Anastasia te va enseñando lo pava lela insoportable su diosa interior y “ganas de estrangularla aumentando”. Y el Grey cada vez me iba cargando más y más. No sé por qué pero es que bien pronto, en lugar de ponerme perraca, me empezaba a dar la risa y eso en una novela de perraquismo NO. Y cuando se mete en el cuarto dichoso… Pues yo me esperaba algo como lo que ya había leído. Pero no, estás todo el tiempo esperando que le dé lo suyo y lo de su prima pero al final le acaba contagiando el moñismo supremo. ¿Pero qué me estás contando? Que no estoy en contra de las novelas de amor ni mucho menos pero me parecía una tomadura de pelo tan grande que logró sacarme totalmente de la novela. Y de ese ánimo me leí las otras dos… Pues lo que faltaba ya, la palabra “despropósito” me venía cada dos por tres a la mente. ¡Y encima me termino la tercera novela y me peta el Kindle! Pero WTF?? Le cogí más manía incluso.


Una oración por el Kindle que petó

¡Señor Grey, le juro que yo quería que usted me gustara! Pero no logró convencer a una haggard-to-be de sus cualidades amatorias. Ahora, te digo, Christian Grey, que no eres pollo para esta haggard.
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Mi nombre es C. y hoy quiero decir por aquí qué me llevó a leer la famosa trilogía de las sombras greyanas y por qué no quiero un Christian en mi vida. Sé que cualquiera que me lea por éste y otros lares (por el blog de libros, por ejemplo) pensará que estoy obsesionada con el señor Grey, que todo lo que me rodea me recuerda a él y que, en el fondo, va a ser porque me gustó. Pero no. Nein. Niet. Non.
Remitámonos a 2009. Como K., yo también había leído Crepúsculo y, como ella, cada novela me fue pareciendo más truño que la anterior. Vale, la primera tenía su gracia y una la lee poniéndose en la piel de una adolescente y ajgañsdhgañslgjashñgas. Ahí quedó la cosa de la tontucia y lianta de Bella y el moñas de Edward. Pasaron tres años y en mi trabajo oía hablar por todos lados de Cincuenta Sombras de Grey y el rollo de que era porno para mamás. A cualquier librería que me asomaba, allá que encontraba una montonera de libros con una corbata, un antifaz o unas esposas en la portada. Joer. Una compañera me pidió que le buscara la tercera y encontré las tres para el kindle y me dije que bueno, ahí las tenía por si me decidía a descubrir el misterio del tío de la corbata. Mi jefe ya puso la gota cuando me dijo no sé qué de sexo vainilla. WTF? Si hay algo que odio es no saber de qué va una cosa de la que todo el mundo habla y me puse a leer para poder opinar. Al contrario que K., no soy ni de vampiros ni tampoco había leído nada de erótica o BDSM. Más virgen que Anastasia, oiga, todita mi inocencia al servicio del multimillonario misterioso. Había leído por varios sitios que estas novelas estaban muy mal escritas, que eran de lo peor, pero decidí comprobarlo por mí misma. Mi disposición no era mala, pero ante semejante disparate escrito con los pies no podía sino quedarme ojiplática. Sí, vale, era un fanfic (malo) basado en Crepúsculo y alargado hasta la extenuación, pero por favor, en mi vida había visto nada igual. Y me había echado al cuerpo cosas mediocres y también malas, pero lo de esta novela era de traca. ¿Nadie revisó ese borrador? Se repetía más que el ajo: "frunzo/frunce el ceño", "pongo los ojos en blanco", "uau", "la diosa que llevo dentro", "mi subconsciente", "madre mía", "gimo", "gimoteo", "gime"... No salía de mi asombro. Cada vez que leía algo de eso (a veces cinco y seis veces en la misma página), ponía un tuit enfurecido. Casi me salta el tuit limit, claro. Mi indignación iba en aumento y decidí tomármelo a cachondeo y mucho mejor, por supuesto. Al principio tenía hasta su gracia el tonteíllo, que es lo típico que nos gusta y nos pone perraquillas (véase momento morreo en el ascensor, típico y tópico, pero efectivo). Entonces llega el desvirgamiento (porque ella no se ha masturbado en su vida ni tampoco ha tenido un orgasmo, alucino) y el primer calippo sabor a Christian (Whaaaat theeee fuuuuck????) Desde el momento en el que trocotró, pues tracatrá. Aparece la heladería, aka Cuarto Rojo, que promete sabores extraños y me froté las manos ante la expectativa. A ver, que conste que a mí ni me gusta ni me deja de gustar el BDSM, de hecho no he leído nada de eso ni ganas, pero esto te lo venden como algo transgresor y no me lo pareció. Fuste cero, argumento chorra y cansino y empacho supremo, porque el helado de vainilla (el sexo convencional) era lo que pululaba por cada una de las páginas. Tol día dándole al tema, estallidos en torno a Grey, madres mías y uaus, paquetitos plateados y argumento pobre y de culebrón cutre. Mucha promesa de "te voy a dar helado de cactus y blablablá", pero nada nuevo bajo el sol, quitando algo de helado de fabada al final de la primera, unos cuantos cortes de tutti frutti, algún calippo y casi nada de helado de marisco (mal, señor Grey, muy mal). En fin, que todo en exceso cansa, incluso el follisqueo en una novela que se vende como erótica y termina quitándote las ganas de frungir. Si encima está tan pésimamente narrado, más aún. Mucho sexo, mal contado e historia ñoña hasta decir basta. El misterio del señor Grey me traía al fresco, sinceramente, y no me conquistó su manera de ser. Así que, querido, quédate con Ana-estasiá, anda. Yo me voy con Rochester; ése sí que me pone ñahgñasldgjañshdgñasldfjaksf con su genio y su perfecta imperfección.


Qué pinta todo, pero dame vainilla, Christian (Ana says)


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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Haggards want to know. Le recibiremos ahora, señor Christian Grey

Sí, queridas haggards, ha llegado el momento de hablar sobre el señor Grey, era inevitable (ya sabéis que le tenemos muchas ganas). 
¿Tenemos todas una diosa interior? Si es así, la nuestra murió del susto cuando leímos la trilogía. La evil haggard que llevamos dentro está ahora afilando la lentejuela ante el estreno de la película, que puede ser un momento culminante en nuestra capacidad criticona (siempre con estilo, buen humor y un gran cardado, obviamente). Pero entre vosotras, queridas haggards, hay muchas que sueñan con que el Grey les meta de todo menos miedo y que tienen los libros (y lo que no son los libros) bien resobados. 

Yo lo único que resobo son mis diamantes, chato

¿Cómo puede ser eso? ¿Haggards todas y con gustos tan opuestos? OMG, catfight is coming!!! Pero, tranquilas, nosotras no desperdiciamos horas de peluquería y menos por él. Las haggards somos abiertas (de mente) y entendemos que no a todas nos puede gustar lo mismo, aunque también somos cotillas curiosas por naturaleza y queremos saber. Así que os lanzamos una nueva pregunta en nuestra sección Haggards want to know. Decidnos, queridas, ¿cómo conocisteis al señor Grey? ¿Fue una recomendación? ¿Os regalaron los libros? ¿Qué significó para vosotras? ¿Habíais leído antes algo parecido? Dejad un comentario o mandadnos un email a wearehaggards@gmail.com y contadnos todo, sin ningún tipo de pudor, que entre haggards no hay que tenerlo. Así vamos calentando motores para el segundo trailer del despropósito de la película y nos hacemos a la idea de cuántas maldiciones gitanas nos van a caer.
En una semanita volveremos por aquí y os contaremos cómo conocimos nosotras al señor Grey y por qué no logró meterse en nuestra cama vida por mucho que quiso...
 
MeCaben todos... menos tú, Vainillitas


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